Botox a gogó
Acabo de volver de la playa, he estado 4 miserables días, pero intensos, he conseguido un bronceado más que respetable y me he reído sin parar.
Fuimos a Málaga, a un lujoso resort entre Marbella y Estepona, y como perfectas marujas la primera noche nos fuimos a cotillear Marbella. Como era la primera estábamos aún azules, y como acabábamos de llegar de viaje solo nos apetecía vestir playeras, así que nos plantamos en pleno Puerto Banus con camiseta de tirantes güarrera, pantalón fofo y cholas del carrefour y por fin comprendí como se sentía Patrick Swayze en Ghost.
Allí na
die nos miró ni de reojo, para ellos éramos claramente mierda. Ninguna tía llevaba menos de 8 centímetros de tacón, todas estaban negras como cucarachas, y las terrazas de los pubs parecían corcheras de piscina olímpica, no recuerdo una sola teta normal.
Era difícil caminar entre la gente que había en la terraza de Pupi y el Pub de Conrado. Los pijos también se amontonan, doy fe. Pero era más difícil para nosotras, porque al no vernos no se apartaban, que hijos de puta!
Nosotras nos compramos un helado de una bola a 4 euros y nos dedicamos a echar un par de horas de un lado para otro observando espantajerias como el que pasea por un museo de figuritas de Lladró, nunca he visto tanto complemento junto, que barbaridad.
Al final de Puerto Banus hay una diminuta capilla iluminada y también excesiva en ornamentación que protege en su interior a la patrona de los pescadores. Por allí andábamos nosotras cuando una rubia retostada subida en una sandalias doradas de 10 centíme
tros apartaba su pecho para coger aire y gritar a su amiga “ala tiiiia , la virgen del carmen!” a lo que la amiga respondió sin vacilar “que fuerte no?” y entonces fue cuando la primera dijo “Roberto trae la cámara!” y doblando una rodillita sobre la otra pasó su brazo alrededor de la capilla y enseñó hasta la última de sus fundas apoyando la cabeza de ladito sobre el cristal. Viendo esa foto lo menos que piensa uno es que la tipa esta abrazando a la virgen del Carmen.
El remate de la noche fue espectacular. Caminábamos hacia el aparcamiento sorteando bares, restaurantes y tiendas de ropa diseño (abiertas por cierto), cuando a lo lejos vimos un grupo de chicos relaciones publicas, altos, morenos, guapos y musculados, uno de pelo largo empezó a acercarse a nosotras sin mirarnos mientras seguía hablando con sus amiguitos. Cuando ya estaba muy cerca giró la cabeza para invitarnos a una copa, pegó un respingo, puso cara de pánico y se volvió espantado a su redil. Increíble.
Fuimos a Málaga, a un lujoso resort entre Marbella y Estepona, y como perfectas marujas la primera noche nos fuimos a cotillear Marbella. Como era la primera estábamos aún azules, y como acabábamos de llegar de viaje solo nos apetecía vestir playeras, así que nos plantamos en pleno Puerto Banus con camiseta de tirantes güarrera, pantalón fofo y cholas del carrefour y por fin comprendí como se sentía Patrick Swayze en Ghost.
Allí na

Era difícil caminar entre la gente que había en la terraza de Pupi y el Pub de Conrado. Los pijos también se amontonan, doy fe. Pero era más difícil para nosotras, porque al no vernos no se apartaban, que hijos de puta!
Nosotras nos compramos un helado de una bola a 4 euros y nos dedicamos a echar un par de horas de un lado para otro observando espantajerias como el que pasea por un museo de figuritas de Lladró, nunca he visto tanto complemento junto, que barbaridad.
Al final de Puerto Banus hay una diminuta capilla iluminada y también excesiva en ornamentación que protege en su interior a la patrona de los pescadores. Por allí andábamos nosotras cuando una rubia retostada subida en una sandalias doradas de 10 centíme

El remate de la noche fue espectacular. Caminábamos hacia el aparcamiento sorteando bares, restaurantes y tiendas de ropa diseño (abiertas por cierto), cuando a lo lejos vimos un grupo de chicos relaciones publicas, altos, morenos, guapos y musculados, uno de pelo largo empezó a acercarse a nosotras sin mirarnos mientras seguía hablando con sus amiguitos. Cuando ya estaba muy cerca giró la cabeza para invitarnos a una copa, pegó un respingo, puso cara de pánico y se volvió espantado a su redil. Increíble.