viernes, julio 29, 2005

Camino a ninguna parte


Empieza la cuenta atrás, faltan 18 días para irnos a la playa...esa feria, ese solecito, ese pedazo de piso que nos hemos alquilado, que vamos a parecer de la jet. En fin que no veo el momento de coger la carretera.

Necesito desconectar 15 días de todo esto, y de todo aquello. De lo que es y no debe ser, de lo que pudo ser y no fue, disfrutar de mis éxitos y alejarme de mis derrotas, y ver mi vida con cierta distancia para poder ser más crítica y darme los chopitos que me merezco, en la frente y entre pecho y espalda.

El otro día estuve en una fiesta de lo más surrealista. Todo empezó bien, estaba claro que todos teníamos ganas de vernos y de pasarlo bien. Cuando alguien a quien quieres de verdad es marchante de alfombras, los días parecen años entre una visita y otra. Entre mis amigos y yo para más inri, destaca el genero imbecil, el que se caracteriza por esperar una y otra vez con los brazos abiertos aunque muchas veces tengamos que cerrarlos vacíos.

La sensación constante se suele parecer a cuando crees haber visto a alguien conocido a lo lejos y con una sonrisa en la cara y la mano en alto te diriges hacia el para comprobar desolado que tu miopía va a peor, momento en el que vas disipando la sonrisa como puedes, con la mano te rascas la cabeza y pasas de largo. Pues eso, que yo parecía un mono el otro día.

Lo cierto es que el cúmulo de despropósitos empezó 24 horas antes, mi amigo el de las alfombras iba a poner su puesto ambulante en las fiestas de un pueblo a tan solo 130 kilómetros de aquí... a tiro de piedra como quien dice. Y sin poder esperar al día siguiente que pasaba por nuestra puerta, entusiasmados y sabedores de la gran acogida que nos esperaba, cogimos carretera y manta. Yo fui en el coche de mi amiga La Raspa(toma, te acabo de bautizar, por cuestiones de intimidad ya sabes). Sobre el km 70 nos empezamos a dar cuenta de que la vuelta iba a ser incompatible con la vida y a todos nos entró el canguelo, que pagamos con la pobre Raspa, que a su vez, hacía esfuerzos sobre humanos por no perder la sonrisa mientras se cagaba en todo nuestro árbol genealógico.

Por fin conseguimos llegar y ver a Mustafá, que ganas de vernos tenia pocas, más bien lo que tenía era sueño, abrazamos el aire y le dejamos dormir.

Con la decepción, afónicos, el gemelo cargado aún de los kilómetros de ida y dos bolsas de pistachos (porque si no nos llevamos algo no dormimos tranquilos) volvimos por el mismo camino que ahora se nos presentaba muchísimo más oscuro, confuso, a algunos borroso... total que aquello era la autentica “autopista hacia el cielo” o el infierno según el caso. La Raspa siempre dice que soy una paranoica pero coño! es que me lo ponen fácil, la única que no había bebido era ella y El Listo ocupó mi lugar en su coche.

De nuevo hacia el km 70 se nos cruzó la estrella fugaz más grande de la historia de las estrellas fugaces, y eso ya si que parecía una señal, en la curva siguiente aparecería Michael...

El deseo que le pedí a la estrella aún no se me ha cumplido, pero llegamos sanos y salvos y con ánimo para una última copa antes de dormir.

Pronto continuare con lo acontecido al día siguiente, que realmente fue el gran día, donde conoceréis a Popeye, a Julio Sabala, a la tribu de los pelotas y algún que otro romance infalible para enamorar mocitas inocentes.

viernes, julio 22, 2005

Empezando fuerte

Puede que la historia que os voy a contar os haga a muchos de vosotros desistir en convencerme de ciertas cosas. Saber que lo mío viene de muy atrás, que puede que sea incluso innato y algo enfermizo en cualquier caso, os hará ver las cosas de otro modo y tener otro tipo de sentimiento ante mi ristra de inconsciencias. Lo mío es más una catástrofe natural que un acto desafortunado, de manera que ante este tipo de cosas sólo cabe sentir impotencia, rabia, desesperanza… fabricar un cortafuegos o atarme a un mástil en plan Ulises.

Debía tener unos 5 años el verano que mis padres decidieron pasar las vacaciones en Bueu, un precioso pueblo pesquero de Galicia donde veraneaban unos amigos suyos.

Mis recuerdos de ese verano son pocos, recuerdo nuestra casa, de madera, muy antigua, el suelo crujía a cada paso (me daba pavor ir al baño en mitad de la noche), y recuerdo el paseo...Aquel verano me enamoré por tercera vez...si, si, tercera.

No recuerdo como se llamaba él, era pescador, y tenía unos 25 años, tenía también una moto enorme en la que me paseaba cuando se casaba de mis tirones de camisa y de mis “porfiporfiporfiporfi”. Desde el primer paseo en moto no me cupo la menor duda de que estaba enamorado de mi, tanto como yo de el y que evidentemente éramos novios. Aunque os parezca alucinante no lo olvidé en todo el invierno, y deseaba con todas mis fuerzas que llegase el verano para volver a ver a mi amor motorizado. Llegó agosto y con el las vacaciones. Volvimos a Bueu, toda la familia por una u otra cosa le cogió el gustillo a aquel pueblito. Todavía hoy me recuerda mi madre el agobio que le entro cuando supo que “mi novio” se había casado y ya no vivía allí...Optaron por no decírmelo, él venia a pasar unos días en breve y prefirieron que me lo dijese el, (muy bien madre, que apechugue, tanto paseo en moto ni tanta vaina!!).

No sé cuantos días tardó en aparecer desde nuestra llegada al pueblo, no recuerdo la conversación exacta, realmente ni siquiera recuerdo su cara, pero no se me olvida que me sentó en sus rodillas, yo le veía enorme, guapísimo, fuerte y protector y allí me soltó el notición. No entendí nada, le odié durante años, ¿cómo se podía haber casado con otra después de lo nuestro?, la chota que me pillé por lo visto hizo historia entre mis padres y sus amigos, yo no me acuerdo de la chota pero recuerdo el sentimiento de desolación, de vacío absoluto, la vida era un fraude.

Dos años antes, en mi primer día de colegio, me enamoré perdidamente de Pepe, un niño pecoso (de este si recuerdo la cara), que se pasó la mañana vomitando y llorando porque quería volver con su madre, como para no quererle…

Entre Pepe y Marinerodeluces pasamos los veranos en unas cabañas que había (y creo que sigue habiendo) en la sierra de Cuenca. Era una especie de casa baja de piedra con 6 apartamentillos y una barbacoa común a la salida, de manera que no te quedaban más cojones que llevarte bien con los demás montañeros.

Todos los años que fuimos allí (2, 3…ni idea) coincidimos con un grupo de chavales que pasaban 15 días en el apartamento de al lado escapando de los ojos de sus padres, montando unas bacanales “del copón”, la familia telerín nos uníamos a sus fiestas en la medida de lo posible. También tengo pocos recuerdos de esto, pero recuerdo olores y sensaciones, monte, barbacoa y jolgorio.

Mi víctima se llamaba ni-idea, todos le llamaban Torrijos (no lo sé), y era con diferencia, el más bala de la pandilla. Aquí la niña, no se iba a dormir hasta que Torrijos no le llevaba en brazos a la cama, si no era posible…la chota de turno.

Mi primer chustazo en el brazo fue culpa suya.

La moraleja de todo esto es que a muchos de vosotros sólo os queda también la técnica de Ulises, pero la que usó con sus marineros.

jueves, julio 14, 2005

Que no me falte de na! que no! que no!

Morios de envidia, este fin de semana he asistido a uno de los últimos conciertos de “el grupo que sólo hace canciones para hacer el amor” , si si, además de payaso redundante. Y digo últimos porque el menda en cuestión se arrastraba por un aplauso, suplicaba que alguien le acercase una botella de agua y cantaba canciones de otro grupo para oír la voz del público, apasionante de verdad. No me gusta reírme de las desgracias ajenas pero es que los hay que van provocando.

A mitad del concierto y cuando llevaba catalogadas a unas 5 titis (una por canción subía al escenario a ser magreada por semejante espécimen, y es que hay gente para todo...y no lo digo sólo por ellas) va y suelta “porque chicas ¿a que hemos venido aquí?” el silencio invadió un polideportivo completo, nadie sabía muy bien qué coño pintaba allí y entonces lo aclaro todo, con voz seductora gritó ...“hemos venido a follar! A follar! A follar!!!!”.


Por favor!!!
Que soy asmatica!!!
Piedad!!!!




Si después del magreo previo a estas declaraciones a alguien le quedaba duda de lo que había venido a hacer este tipo, ahí quedaba explicado, a quemar el último cartucho señores! aunque despues de la sudada que se metió...en fin. No pienso decir cual era el grupo.

Sólo por ese momento habría merecido la pena el viaje de este fin de semana pero tuve la suerte de que se fuesen sucediendo grandes momentos, playa, tres noches seguidas de fiesta (así acabé), música en directo, piscina, inmejorable compañia... incluso conseguí probar una paella que llevaba tiempo con ganas de catar. Pensé que por las circustancias no llegaria nunca el momento, pensé que todo sería comida rápida y copas, pensé también que la paella no era un plato para que yo probase, pero tuve suerte y hubo tiempo también para el deleite y claro, hubo que repetir. ¿Quien diria que no una conversación agradable, divertida e interesante (de las que raramente se encuentran), con un plato de deliciosa paella delante? yo desde luego no me atrevo. Y luego como los angelitos...

Y si!, me he quemado, como siempre pero menos y de forma mucho más creativa, donde va a parar.

Gracias a todos, a cada uno por la parte que le toca, he disfrutado como una enana ( chst!)