martes, octubre 24, 2006

"vivo cantando.. hey! vivo soñando..."

En mi cabeza me muevo más deprisa, en mi cabeza acabo las cosas que empiezo y consigo metas que me propongo. Dentro de mi cabeza, hago deporte, cuido mis plantas, tengo un trabajo que me hace sentirme útil. En mi flipada cabeza mi casa siempre esta limpia, mi cesta de la ropa sucia vacía y la alfombrilla de la bañera nunca tiene esa... esa babaza.

En mi ilusa cabeza llego todos los días puntual al trabajo, cumplo mis obligaciones con diligencia y al terminar de comer evito la siesta o la hora de televisión amodorrada en el sillón.

En mi fabulador cerebro las tardes tienen más horas, que organizo perfectamente entre buscar un trabajo mejor, cuidarme un poco, leer rodeada de silencio a media tarde sin el atontamiento de la nocturnidad, comprar verdura fresca para preparar una cena sana y vitaminada, asistir a algún curso que mantenga actualizada mi formación o la mejore, incluso un día de cada dos me sobran un par de horas para salir a tomar unas cañas con los amigos.

En un mundo paralelo todos los días duermo 8 horas, me despierto con tiempo para ir al trabajo en bicicleta, me documento sobre temas que me interesan, asisto a clases de canto los sábados por la mañana, voy a comer con mis padres a medio día, descanso por la tarde y salgo únicamente los sábados por la noche.

Bebo con moderación, de manera que el domingo me levanto como mucho a las 11 y en perfecto estado mental y físico. Y jamás pasa un domingo sin actividad, lo mismo me voy a buscar níscalos que de visita a Chinchón.

Pero todo esto sólo ocurre en mi cabeza, lo imagino y pienso “mañana si, mañana me pongo, mañana es cuando!”, pero mañana siempre me despierto de mala ostia, con sueño. Siempre empiezo el día suplicando 5 minutitos más, súplica que impepinablemente me concedo (en ocasiones 10, en ocasiones 20), concesión ésta que lo jode todo, y es que me mal crío y desincronizo todo el día. Ya no vuelvo a conseguir que vaya la actividad con la hora hasta que me acuesto, y vivo arrastrándome de sueño. Es más, en este preciso instante mientras escribo estas líneas, finjo una estupenda cara de interés por mi trabajo mientras me derramo sobre el teclado y solo puedo pensar en el siestaz..siestita de esta tarde.








Si aún fuese así......................Pero es que es así.

viernes, octubre 06, 2006

Métodos 100% fiables.

De pequeña me gustaba fantasear con la muerte, no con el hecho de desaparecer o de reencarnarme en unicornio como sería quizá más propio de la edad, sino en la muerte como único método de comprobación fiable del aprecio de los demás.

Pensaba que desde mi tumba vería caras de desahogo o incluso de satisfacción, y soñaba con un príncipe azul al que mi muerte le hiciese abrir los ojos al amor a pesar de su desprecio en vida.

A día de hoy todavía me sigo preguntando quien lloraría mi muerte, y me sorprendo a mi misma recordando que lo hacía desde muy pequeña, cuando aún no conocía la decepción ni el desamor (que digo yo que podía soñar con un príncipe azul que me amase sin más y no al morirme).

Más tarde la vida me ha ido demostrando que como bien dice mi abuelo (gran pensador ya sabéis) “todo es una mentira”, que ni los amigos son tan amigos, ni hay nada para siempre, ni sirve de una mierda hacer promesas que duren dos días. Que lo que hoy parece perfecto mañana será una decepción más y que por más cuidado y cautela que ponga uno en darse a los demás siempre llegará el momento del palazo en la nuca.

A pesar de todo esto mi naturaleza sigue sin ser especialmente sabia y sigo cayendo en los mismos errores una y otra vez, y sigo abriendo la boca más de la cuenta, y sigo esperando lo que no debo de la gente y creyendo que mi gente se comportará como yo lo haría, y defraudándome, y echando de menos algo que por lo visto no tuve (una vez más)… Aunque ¿sabéis una cosa? mi conciencia esta muy tranquila y sé de unos pocos… muy pocos, que llorarían si les faltase (si les faltase mucho rato, que tampoco hay que ser estomagante). Y no puedo evitar que esto me haga muy feliz.

Ya me contareis para qué queréis tener las manos llenas de dedos si no responden por vosotros. Yo tengo pincita, como los cangrejos… y me basta.