jueves, noviembre 17, 2005

Filósofo profundo

Suelo pensar a menudo que lo mío no es normal. Mi desgana por pisar la calle los fines de semana va en aumento, y no es la calle lo que me provoca esa pereza sino la gente.

Llevo sin salir...”salir” cerca de dos meses, pero tampoco lo echo en falta. Y es que cuando me proponen una fiesta, una salida nocturna, un cumpleaños... no puedo evitar pensar en como va a transcurrir la noche, adelanto acontecimientos que el 80% de las veces que salgo ocurren, y esto me provoca una pereza que no me deja moverme de mi casa:

1-.En la fiesta-cita-cumpleaños, falta justo quien querías que estuviese o en su defecto esta justo quien no te apetecía ver.
2-.Te equivocas al elegir modelo y o bien te mueres de frió o te asas de calor...incomodidad.
3-.Minutos, minutos y minutos interminables bajo un frió que pela decidiendo cada vez que se sale de un sitio el siguiente en el que se entra, que la mayoría de las veces esta lejos.
4-.Gasto de dinero innecesario y en ocasiones involuntario.
5-.Ingesta desmedida de productos insalubres, ya sea la copa con olor a colonia o los “tallalines pollo” de gran vía.
6-.Queremos volver a casa y no sabemos cómo.
Etc

Pero bien es cierto que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces sobre la misma piedra, y quien dice dos dice doscientas, así pues en lugar de pensar razonadamente que salir de fiesta, salvo en ocasiones excepcionales, no conduce a nada, pensamos que estamos mayores, que somos unos aguafiestas, que somos el aburrido de la panda, que no sabemos integrarnos o que somos unos raritos. Total que salimos, nos bebemos diez copas y nos comemos unos tallarines.

Y es que ya lo dice mi abuelo, que se dedica en las noches de insomnio a clasificar a las personas por tipo de idiotez, y si algo le honra es que se incluye. La última vez que hablé con el tenía catalogados 27 tipos de tontos, aunque esta cifra suele variar según acontecimientos.

Mi abuelo suele decir que a veces uno se plantea su propia idiotez y que la mayoría de los casos se llega a la conclusión de que en efecto uno es imbecil, pero que también ocurre cuando se sale a la calle que “te vuelves a casa chiflando” (silbando alegremente en versión manchega), por el simple procedimiento de la comparación.

A mi todo esto me preocupa por la siguiente razón, en varias ocasiones me ha ocurrido encontrarme hablando con alguien a quien considero... tonto. Y surge la conversación de la tontería humana, en este momento El Tonto pone cara de indignación y dice “es que la gente es idiota” y tu alucinas claro. Otras veces es una conversación grupal, un grupo de tontos discutiendo sobre lo tontos que son lo demás, esto ya me descoloca del todo. Y me pregunto, si yo he pensado siempre, así en rasgos generales, que la gente es idiota, y no dejan de sucedérseme los casos de gente a la que considero diota que me comenta esta misma “reflexión”...¿esto me convierte en idiota? ¿en un idiota más o en otra clase de idiota? ¿más o menos idiota? ¿se harán este planteamiento el resto de idiotas? ¿tengo que informar a mi abuelo del idiota modelo 28?

Con esto dejo manga ancha para darme vuelta y media en los comentarios, ya que hay alguno por ahí que lo usa de terapia y dado que una además de posible idiota es terapeuta, pues adelante.

Y el Botón: como colofón a mi disertación sobre la estupidez humana voy y en vez de publicar un nuevo post lo sustituyo por el anterior que hablaba sobre mi accidente del otro dia, si al final...

martes, noviembre 08, 2005

"¿Quién puede matar a un niño?"

El sábado llegué a mi casa sin ganas de ver a nadie. Eran las 9 de la noche y llevaba toda la tarde viendo telefilms y llorando como una gilipollas sin remedio. Ahogándome en mis propias penas, compadeciéndome y flagelándome con recuerdos dolorosos.

Abrí la puerta de mi hogar y me encontré a 4 ejércitos defendiendo territorios, bebiendo cerveza y escuchando la banda sonora del señor de los anillos. El puto risk había invadido mi salón.

Saludé con la última sonrisa que me quedaba y me metí en mi cuarto. Las paredes de mi casa son de papel pinocho de manera que después de comer algo me quedé dormida escuchando una extraña mezcla de salsa rosa con banda sonora freak a la limón con “mamón vas a morir”, “mis orcos fundirán a tus putos elfos”, “puta, puta, puta siempre te sale el seis” y otras lindezas. Y es que Tonxu lo flipaba cuando cantaba aquello de lo romántico de jugar al risk o...”un trivial o un parchis, conquistaré tu país, mezclar tus fichas con las miasssssss” ja!

Entre sueños apagué la luz, pero la tele quedó encendida... al rato apagué también la tele.

Habían pasado unos minutos cuando en la oscuridad de mi cuarto y bajo mi edredón de plumas empecé a escuchar unas voces infantiles que entre risas me decían que jamás conseguiría conciliar el sueño en esa casa. Mi corazón empezó a latir más deprisa, seguían sonando las risas y esos malditos niños no paraban de acojonarme. Levante la cabeza asustada y miré bajo la almohada (por si había una tribu de niños asesinos...bajo mi almohada...que lástima de tía) volví a taparme, esta vez hasta las orejas y esas voces siguieron amenazándome.

Decidí pedir ayuda cuando el corazón estaba a punto de estallar, seguía oyendo a la gente jugando en mi salón. Intenté gritar pero ni un solo sonido salía de mi boca, me faltaba el aire, estaba atrapada entre la tela de mi edredón, bajo una inmensa capa de plumas blanca de la que me era imposible salir. Volví a coger aire pero seguía sin poder grita. De pronto una voz de ultratumba me salió de dentro, una voz que no podía controlar y que no entendía, una voz que no paraba de gritar palabras...al revés?.
Estaba sudando, pataleando debajo del edredón que no me dejaba escapar y sin que nadie pudiese rescatarme porque sus voces eran más altas que mis gritos ahogados. Por fin un hilito de voz consiguió llamar a mi compi “laaaaadyyyyyyyyyy!”.

Alguien abrió la puerta de mi habitación a toda prisa, era ella que me miraba con cara de “al rescate”, encendió la luz y la pude ver. Yo estaba sudando, sentada en la cama, con el corazón a 200 y la boca seca. -¿que te pasa?- me preguntó asustada.

-He tenido el peor sueño de mi vida, agua...

Me bebí medio litro de agua de un trago, seguía nerviosa y con miedo a no sé que. Tuve que esperar una hora para tranquilizarme e intentar dormir.

A la mañana siguiente me seguía acordando del maldito sueño, las voces de esos putos niños seguían retumbando en mi cabeza e intenté buscar una explicación... Estaba la fácil, la del miedo de toda la vida. El cúmulo de noches intentado averiguar de donde viene cada sonido que oigo desde la cama podía haber provocado ese desenlace. La circunstancial, los gritos salsaroseros se habían mezclado con los propios de una partida de risk de 7 horas! Y eso en mi cerebro dormido había creado esa bonita historia de niños asesinos que te roban la voz. Y luego estaba la digestiva, con la que tanto amenazan las abuelas. Quedarse dormido inmediatamente después de cenar provoca pesadillas, y si los boquerones en vinagre están más salados de la cuenta (como era el caso) la pesadilla consistirá en intentar gritar sin aire con una alpargata por garganta.

Por hoy y sin más remate que ninguno me despido, no sin antes reconocer a España su arduo trabajo deductivo. Tan solo siete años han bastado para comprender la gracia del reality show y concluir que hay que empezar echando a los sin sangre!.

Jelen: Pepista de convicción.

jueves, noviembre 03, 2005

Mi embriagotonito

Me despierto y ni una gota de luz entra por la ventana, salgo rápido de la envoltura de plumas, subo un dedito la persiana y vuelvo al redil.

Hay algo que me hace sentir mal, una especia de desazón, dolor de cabeza, malestar general...ayer me la debí pegar gorda...¿qué paso?... ahhhh ya! la fiesta de inauguración de mi compi. Lo pasé muy bien, lo recuerdo perfectamente, aunque...(me estiro para alcanzar el móvil).

...Menu / mensajes / elementos enviados... MIERDA!!!!, veamos lo bruta que fuí... ¡ah buah! Es inofensivo, me levanto orgullosa de mi aplomo, de mi saber estar, de mi control sobre la situación y los instintos.



Lady gore esta durmiendo en el sillón ajena a la pocilga que es nuestro salón...cojo una botella y la llevo a la cocina...todo huele a aceitunas, la cocina también esta llena de botellas. Esa sensación vuelve, creo que hay algo de debería recordar, puede que tuviese que madrugar hoy...imposible, algo pendiente...no recuerdo nada. Igual es sólo falta de sueño, al fin y al cabo me he despertado pronto, voy a al cama otro rato.

Han debido pasar un par de horas, la tele esta puesta, ya se ha despertado, entra el sol dominguero entre las lamas de la persiana...tfff! Aún hay que recoger...tfff!!! esa sensación otra vez...ese olor a aceitunas.

Me levanto y me encuentro a la compi en el sofá aun medio adormilada, se espabila y en un pispas dejamos la casa niquelada, nos sentamos a comer algo y llega el gran momento, la miro y me arranco...

- ¿Ayer pasó algo que deba saber?
- No... nada...lo normal- me contesta con cara de indiferencia, no me mira a los ojos.

- ¿no te huele todo a aceitunas?

- Pche, puede ser.
- Pero yo hice algo...me suena que grité mucho ¿no?
- Hombre gritar gritaste- y sigue mirando la tele. Mierda esto empieza a pintar mal. Tfff!! Me llega un recuerdo de un de los invitados viéndome aparecer por la puerta y diciendo” ya esta aquí la bocinas!”, aaaaags! Lo volví a hacer, volví a ser una escandalosa.
- Bueno ya me acuerdo lo que me dijeron, recuerdo que grité, que bailé incluso, mientras todo el mundo estaba parado mirándome con incomodidad, pero hay algo más estoy segura- le insito.
Me mira de reojo, sigue mirando la tele, vuelve a mirarme, abre un poco la boca como si fuese a decir algo pero la vuelve a cerrar arrepentida. –dime!- le grito.

- ¿Te acuerdas de lo de pimpinela?
- Noooooooo, ¿canté pimpinela?- mierda siempre me puede pimpinela – canté muy alto ¿no?- Como siempre que canto “olvídame y pega la vuelta”.
- Cantaste alto, y de rodillas. Y agarrada de la mano de Puri mientras trataba de escapar y te miraba con cara de asco-pena le dijiste que olvidase tu ojos, tu cara, tu pelo...