miércoles, enero 09, 2008

Mi escondite

Después de tantos golpes y desengaños, él llegó despacito, casi sin hacer ruido y sin perturbar mi vida cotidiana. Poco a poco fué ocupando más minutos de mis días y aún más de mis noches.

Era un sentimiento extraño, jamás nadie se había acercado a mi de esta manera, transmitiéndome esta sensación de serenidad, de protección, enseñándome una forma de amar que desconocía.

Podría decir mil cosas sobre él, más de mil, que no se si me daría más vergüenza a mi escribirlas o a él leerlas, pero me limitaré a darle las gracias por haberme enseñado tanto en tan poco tiempo.

Por haberme demostrado que el amor se disfruta y se comparte, que el amor no es una guerra sino un cobijo donde refugiarse. Por enseñarme a no malgastar el tiempo en rencores pudiéndolo aprovechar con las personas a las que quieres. A dar todo lo que se siente sin pensar en experiencias pasadas, a querer…incondicionalmente.

Ya no necesito casas rurales, ni hoteles con spa, me basta con abrazarle y mirarme en sus ojos, Me sobra con pensar que le tengo cerca cuando despierto de alguna pesadilla para sentirme de nuevo segura. Últimamente me siento capaz de todo. Gracias.