¿Dónde me reseteo?

Siiiii, si... sé que hice propósito de enmienda, sé que prometí no convertir esto en un blog a la vinagreta, pero ¿qué puedo hacer?, bien poquitas cosas me hacen reír últimamente y no me las voy a inventar. En cualquier caso, no cuento mis penurias para que me acompañéis en el sentimiento, yo las suelto y vosotros por supuesto podéis descojonaros de ellas, que por otro lado es lo suyo.

Llevo muchos días sin escribir, en parte porque he sufrido una abducción que me ha hecho “trabajar”, comer, “dormir”, cenar... leyendo la vida de un desconocido (www.micabeza.com) sin poder descansar hasta la última letra y en parte porque esperaba algo interesante que contar. Visto lo visto os hago participes de mi apasionante monotonía antes de que caduque la página.

Hace ya tiempo leí aquí (www.caramelitos.blogspot.com, este es un lugar donde se leen grandes cosas) lo suicida que es la memoria, como decide por su cuenta y riesgo (cuenta suya, el riesgo tuyo), lo que graba a fuego y lo que manda al abismo tantas veces como tratemos de recordarlo. Porque vamos a ver, ¿por qué cojones no hay manera de olvidar cada gilipollez que me has dicho, cada chiste, cada comentario, cada moñada y no soy capaz por más que lo intento de recordar el número del portal de mi hermano?, y ¿por qué mierdas recuerdo tu cumpleaños, tus manías, cada rasgo de tu cara y todos los santos de los días olvido retirar la cafetera?, esto es matemático, café que hago, café que quemo. Esta investigación sobre lo laberíntico de la memoria roza la locura (la mía en concreto) si lo que hacemos es comparar memorias, no distintos recuerdos de una misma memoria selectiva sino dos memorias (la tuya y la mía por ejemplo), la conclusión que saco en este caso es que para ti tengo la misma importancia que una cafetera.

Ya lo dijo tu movil cuando apuntaste mi número: "su memoria esta llena"